El asma es un trastorno respiratorio crónico caracterizado por ataques recurrentes de dificultad para respirar y sibilancias. Algunas causas y desencadenantes son comunes a todas las personas con asma, y algunas son más individuales. Aunque las causas fundamentales del asma no se entienden completamente, los factores de riesgo más fuertes para desarrollar asma son los desencadenantes del asma inhalado. Estos incluyen:
- alérgenos para interiores (por ejemplo, ácaros del polvo doméstico en ropa de cama, alfombras y muebles rellenos, contaminación y caspa de mascotas);
- alérgenos para exteriores (como polen y moho);
- humo de tabaco; y
- irritantes químicos en el lugar de trabajo.
Otros desencadenantes pueden incluir el aire frío, la excitación emocional extrema, como la ira o el miedo, y el ejercicio físico. En algunas personas, el asma incluso puede desencadenarse por ciertos medicamentos, como la aspirina y otros antiinflamatorios no esteroideos, y los betabloqueantes (que se usan para tratar la presión arterial alta, las afecciones cardíacas y la migraña). La urbanización también se ha asociado con un aumento del asma, sin embargo, la naturaleza exacta de esta relación no está clara.
Según estimaciones de la OMS, 339 millones de personas padecen asma en todo el mundo. Aunque el asma no se puede curar, el manejo adecuado puede controlar el trastorno y permitir que las personas disfruten de una buena calidad de vida. Además, algunos niños con formas más leves de asma superan sus síntomas con la edad.