La población histórica de la Rusia Europea estaba compuesta por pueblos eslavos, Ugrofineses, Alemanes, Turcos, Caucásicos, Escandinavos, Bálticos, Finlandeses, Jázaros, Húngaros y nórdicos.

Algunas teorías dicen que algunos eslavos orientales tempranos llegaron a la Rusia occidental de hoy en día (también en Ucrania y Bielorrusia) en algún momento a mediados del primer milenio DC. La tribu eslava oriental de los Vyatichis era nativa de la tierra alrededor del río Oka. Las tribus ugrofinesas, bálticas y túrquicas también estaban presentes en la zona (aunque gran parte de los pueblos túrquicos y ugrofineses fueron absorbidos por los eslavos, hay grandes minorías en la Rusia europea de hoy en día). La región occidental de Rusia Central estaba habitada por la tribu eslava oriental de los severianos.

Una de las primeras regiones de la Rus según la Primera Crónica de Sofía fue Veliky Nóvgorod en 859. A finales del siglo VIII y principios a mediados del siglo IX d.C., el kanato de la Rus se formó en la moderna Rusia occidental. La región era un lugar de operaciones para varegos, aventureros escandinavos orientales, comerciantes y piratas. Desde finales del siglo IX hasta mediados del siglo XIII, una gran parte de la Rusia europea de hoy fue parte de la Rus de Kiev. Las tierras del Kanato de la Rus y de la Rus de Kiev eran importantes rutas comerciales y conectaban Escandinavia, el Imperio Bizantino, el pueblo de la Rus y la Bulgaria del Volga con Jazaria y Persia. Según antiguas fuentes escandinavas, entre las 12 ciudades más grandes de la Rus de Kiev o Antigua Rus se encontraban Nóvgorod, Kiev, Pólotsk, Smolensk, Murom y Rostov.

A través del comercio y el contacto cultural con el Imperio bizantino, la cultura eslava de la Rus adoptó gradualmente la religión ortodoxa oriental. Muchas fuentes dicen que Riazán, Kolomna, Moscú, Vladímir y Kiev fueron destruidos por el Imperio Mongol. Después de la invasión mongola surgió la Rus moscovita, durante todo este tiempo, la Rusia occidental y las diversas regiones de la Rus tuvieron fuertes contactos culturales con el Imperio Bizantino, mientras que la cultura eslava se cultivó todo el tiempo. Los elementos del paganismo eslavo Oriental y el cristianismo se superponían entre sí y a veces producían incluso una doble fe en la Rus moscovita.

En el siglo XIV, la Rusia moscovita sirvió como intermediaria en el comercio entre Europa y Persia, así como Turquía. Durante todo este tiempo, la cultura rusa no solo tuvo fuertes vínculos e intercambios culturales con Europa Central y Asia, sino también con sus numerosas minorías étnicas que existen hasta hoy en Rusia, como los tártaros, los ucranianos, los finlandeses, los bashkires y los chuvas. Si bien Rusia evolucionó durante períodos de tiempo con una influencia europea equilibrada, fue el zar Pedro el Grande quien quiso reformar a Rusia y llevarla a un estilo de vida y estándares occidentales verdaderos. Pedro el Grande fue capaz de cambiar la sociedad rusa en parte, la resistencia existía entre los campesinos, los tradicionalistas y los Viejos creyentes dentro de la Iglesia Ortodoxa. Con la Unión Soviética, Rusia quedó aislada de la cultura occidental. En los años noventa, las élites políticas rusas esperaban integrar a Rusia en Occidente. La cultura rusa fue moldeada durante siglos por la fe ortodoxa, las tradiciones eslavas, la escritura cirílica, la ubicación geográfica entre Europa y Asia, con importantes influencias suecas, holandesas, francesas, polacas, lituanas y alemanas, desde 1500 hasta 1945. La influencia cultural significativa vino también de los tártaros, caucásicos, Irán, Mongolia, el Imperio Otomano y otras culturas de Asia Central y Occidental. A pesar de todas estas influencias de las culturas occidental y Asiático-oriental y de muchas tradiciones comunes con Rusia, la cultura rusa estuvo expuesta repetidamente a aislamientos más largos que crearon un tipo de cultura independiente y diferente, que difería en muchos elementos de las culturas occidental y oriental y creó su propia alteridad rusa. En la era de la globalización, la élite rusa busca un desarrollo en el que Rusia, como Estado soberano con su propia cultura, tradiciones e identidad, pueda participar en la cooperación mundial.