Existe un principio básico de sinceridad con uno mismo y con los demás, un valor fundamental en la existencia humana que suma verdad interior: la honestidad muestra la actitud de una persona que es fiel a sí misma y se muestra tal y como es en cualquier contexto. Una persona honesta no finge ser quien no es en realidad porque tiene muy claro que ser ella misma es el mejor camino de felicidad y el mejor medio para establecer relaciones personales sólidas.
La honestidad no sólo se muestra en los momentos felices, cuando una persona tiene algo bonito que decir a otra, sino también, en los momentos difíciles. Por ejemplo, es un gesto de honestidad con uno mismo y con el otro, romper una relación de pareja cuando ya no queda amor. A veces, ser honesto implica herir los sentimientos de otra persona, sin embargo, la honestidad se basa en el principio de que la verdad es más efectiva y duele menos que la mentira.
Una persona honesta es sincera no sólo en sus palabras sino también, en su lenguaje corporal, transmite verdad en su mirada. Una persona honesta es un ejemplo a seguir por los demás, un ejemplo de bondad y de belleza interior. Cada persona tiene una ética personal concreta, lo importante es ser fiel a estos valores personales para vivir en calma.
Una persona honesta no es hipócrita, al revés, emana una luz especial gracias a esa autenticidad que surge de la apertura de corazón. A veces, la honestidad también tiene un precio y es que existen personas a las que no les gusta escuchar verdades incómodas. Ser honesto no significa decir todo lo que uno piensa sino expresar lo importante con sensibilidad buscando la empatía en el contacto con el otro.
La mayor honestidad es la que surge del compromiso con uno mismo, es decir, aquella que brota del deseo de ser feliz. Por tanto, una persona honesta es aquella que persigue su vocación para realizar su verdadero camino profesional y vital. Una persona honesta muestra una lógica interna entre pensamiento, sentimiento y acción.
Las personas cometen errores y se equivocan. Por eso, también es un gesto de honestidad pedir disculpas después de un error y reparar el daño cometido después de una ofensa. La honestidad es fruto del amor y del respeto hacia uno mismo y hacia el otro. Es decir, es un valor fundamental de las relaciones personales.