Israel es el único estado Judío, que se encuentra justo al este del Mar Mediterráneo. Los palestinos, la población árabe que proviene de la tierra que ahora controla Israel, se refieren al territorio como Palestina y quieren establecer un estado con ese nombre en la totalidad o parte de la misma tierra. El conflicto israelo-palestino es sobre quién obtiene qué tierra y cómo se controla.
Aunque tanto los judíos como los árabes musulmanes datan sus reclamaciones de la tierra hace un par de miles de años, el conflicto político actual comenzó a principios del siglo XX. Los judíos que huían de la persecución en Europa querían establecer una patria nacional en lo que entonces era un territorio de mayoría árabe y musulmana en el Imperio Otomano y más tarde en el Imperio británico. Los árabes se resistieron, viendo la tierra como legítimamente suya. Un plan inicial de las Naciones Unidas para dar a cada grupo parte de la tierra fracasó, e Israel y las naciones árabes circundantes lucharon varias guerras por el territorio. Las líneas actuales reflejan en gran medida los resultados de dos de estas guerras, una librada en 1948 y otra en 1967.
La guerra de 1967 es particularmente importante para el conflicto actual, ya que dejó a Israel en control de Cisjordania y la Franja de Gaza, dos territorios que albergan grandes poblaciones palestinas:
Hoy en día, Cisjordania está nominalmente controlada por la Autoridad Palestina y está bajo ocupación israelí. Esto viene en la forma de tropas israelíes, que imponen restricciones de seguridad israelíes a los movimientos y actividades palestinos, y «colonos» israelíes, judíos que construyen comunidades en constante expansión en Cisjordania que de hecho niegan la tierra a los palestinos. Gaza está controlada por Hamas, un partido fundamentalista islamista, y está bajo el bloqueo israelí, pero no bajo la ocupación de tropas terrestres.
El enfoque principal para resolver el conflicto de hoy es una llamada «solución de dos estados» que establecería a Palestina como un estado independiente en Gaza y la mayor parte de Cisjordania, dejando el resto de la tierra a Israel. Aunque el plan de dos estados es claro en teoría, las dos partes todavía están profundamente divididas sobre cómo hacerlo funcionar en la práctica.
La alternativa a una solución de dos estados es una «solución de un solo Estado», en la que toda la tierra se convierte en un gran Israel o una gran Palestina. La mayoría de los observadores piensan que esto causaría más problemas de los que resolvería, pero este resultado es cada vez más probable con el tiempo por razones políticas y demográficas.
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