El agua cubre más de dos tercios de la superficie de nuestro planeta. Casi el 98% del agua de la Tierra se encuentra en los océanos y otros cuerpos de agua salada, mientras que la mayoría del agua dulce restante está congelada en capas de hielo y glaciares.
El agua dulce de fácil acceso, que se encuentra en ríos, lagos, humedales y acuíferos, representa menos del uno por ciento del suministro de agua del mundo. Pero este precioso recurso sustenta una enorme diversidad de vida y es esencial para la supervivencia humana.
A medida que la población mundial crece, también lo hacen las demandas de agua, para beber, saneamiento, agricultura y producción de energía, entre muchos otros usos. Al mismo tiempo, la actividad humana y el cambio climático están alterando los ciclos naturales del agua, sometiendo a presión a los ecosistemas de agua dulce. La contaminación, el desarrollo de la infraestructura y la extracción de recursos plantean problemas adicionales.
No podemos darnos el lujo de ser descuidados con este recurso vital. Es por eso que ONU Medio Ambiente apoya a los países para promover la gestión, la protección y la restauración de los ecosistemas de agua dulce del mundo de manera integrada, al tiempo que aumenta la resiliencia ante los desastres naturales y los conflictos.
Nuestros objetivos en este trabajo son apoyar el bienestar humano, promover el crecimiento inclusivo, mejorar la salud ambiental y aumentar la resiliencia al tiempo que reducimos el riesgo. Estos esfuerzos ayudan a implementar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.