Bismarck y el ascenso de Prusia

El Tratado de Praga concluyó la Guerra de Siete Semanas con Austria y otros estados alemanes el 23 de agosto de 1866, y allanó el camino para un asentamiento tanto en Prusia como en los asuntos más amplios de Alemania. La cuestión de Schleswig-Holstein, que había amenazado el equilibrio de poder en el norte de Europa durante más de una década, tomó una nueva dimensión con la cesión de Schleswig y Holstein a Prusia. El parlamento prusiano había sido disuelto al comienzo de la guerra, y se celebraron nuevas elecciones el día de la Batalla de Königgrätz (3 de julio de 1866). Los liberales en el parlamento tenían una mayoría reducida, y ahora estaban divididos en su actitud hacia el primer ministro Otto von Bismarck; su éxito había sacudido sus principios liberales. Los moderados se separaron de los progresistas (Deutsche Fortschrittspartei) para formar el Partido Nacional Liberal, un partido en el que el liberalismo estaba subordinado al nacionalismo. Bismarck, por su parte, hizo un gesto conciliador pidiendo un acto de indemnización por la recaudación inconstitucional de impuestos desde el comienzo de la lucha parlamentaria con el rey prusiano Guillermo I en 1862. Esta ley fue aprobada el 3 de septiembre de 1866 por 230 votos contra 75.

fue un paso decisivo en la historia alemana. Los liberales prusianos, hasta ahora auténticos opositores de Bismarck, abandonaron su insistencia en la soberanía parlamentaria a cambio de la perspectiva de la unidad alemana y de una garantía de que la Alemania unida sería administrada con un espíritu «liberal». En lugar de una lucha por el poder, de ahora en adelante había un compromiso. Las clases medias capitalistas dejaron de exigir el control del Estado, y la corona y la clase gobernante Junker dirigieron el estado de una manera que se adaptaba a las necesidades y perspectivas de la clase media. Desde que las clases medias dejaron de ser liberales, los Junkers prusianos se convirtieron en «alemanes».»Ninguno de los bandos cumplió completamente su acuerdo, y hubo nuevas alarmas de lucha constitucional durante todo el período del imperio. Sin embargo, la decisión del 3 de septiembre de 1866 no se deshizo, y Alemania no se convirtió en una monarquía constitucional.