¿En qué se diferencian el Islam Sunita y Chiíta?

Los sunitas, sin embargo, consideran a Ali, así como a los tres califas anteriores a él, como correctamente guiados y a sí mismos como los verdaderos adherentes a la Sunnah, o la tradición del profeta. Los gobernantes sunitas se embarcaron en amplias conquistas que extendieron el califato al norte de África y Europa. El último califato terminó con la caída del Imperio Otomano después de la Primera Guerra Mundial.

¿En qué difieren sus creencias?

Las sectas sunitas y chiítas del Islam abarcan un amplio espectro de doctrina, opinión y escuelas de pensamiento. Las ramas están de acuerdo en muchos aspectos del Islam, pero hay desacuerdos considerables dentro de cada una. Ambas ramas incluyen adoradores que van de la secular a la fundamentalista. Los chiítas consideran a Ali y a los líderes que vinieron después de él como imanes. La mayoría cree en una línea de 12 imanes, el último de los cuales, un niño, se cree que desapareció en el siglo IX en Irak después de que su padre fuera asesinado. Los chiítas conocidos como Twelvers anticipan su regreso como el Mahdi, o Mesías. Debido a los diferentes caminos que tomaron las dos sectas, los sunitas enfatizan el poder de Dios en el mundo material, a veces incluyendo el ámbito público y político, mientras que los chiítas valoran el martirio y el sacrificio.

¿Qué secta es más grande y dónde se concentra cada una?

Más del 85 por ciento de los 1,5 mil millones de musulmanes del mundo son sunitas. Viven en todo el mundo árabe, así como en países como Turquía, Pakistán, India, Bangladesh, Malasia e Indonesia. Irán, Irak y Bahréin son en gran parte chiítas. La familia real saudita, que practica una corriente austera y conservadora del Islam sunita conocida como Wahabismo, controla los santuarios más sagrados del Islam, La Meca y Medina. Karbala, Kufa y Najaf en Irak son santuarios venerados para los chiítas.

Arabia Saudita e Irán, las potencias sunitas y chiítas dominantes en Oriente Medio, a menudo toman lados opuestos en conflictos regionales. En Yemen, los rebeldes chiítas del norte, los hutíes, derrocaron a un gobierno dominado por los sunitas, lo que llevó a una invasión de una coalición liderada por Arabia Saudita. En Siria, que tiene una mayoría sunita, la secta chiíta alauita del presidente Bashar al-Assad, que ha dominado durante mucho tiempo el gobierno, se aferra al poder en medio de una sangrienta guerra civil. Y en Irak, los resentimientos amargos entre el gobierno dirigido por chiítas y las comunidades sunitas han contribuido a las victorias del Estado Islámico.

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