Gran parte del debate sobre el aceite de palma se centra en si es bueno para el medio ambiente, por lo que es fácil pasar por alto otra pregunta importante: ¿es bueno para usted el aceite de palma?
El perfil nutricional del aceite de palma es bastante similar al de otros aceites de cocina. Una cucharada contiene aproximadamente 120 calorías y 14 gramos de grasa total, incluidos 7 gramos de grasa saturada, 5 gramos de grasa monoinsaturada y 1,5 gramos de grasa poliinsaturada.
Que es similar a otros aceites comestibles, aunque difieren en el tipo de grasas que contienen. El aceite de palma contiene más grasa saturada que el aceite de oliva (y aproximadamente la misma cantidad que la mantequilla), pero menos que otros aceites tropicales como el aceite de coco.
El aceite de palma puede reducir el colesterol
El aceite de palma contiene grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, que se sabe que son beneficiosas para la salud. También contiene grasas saturadas, que se han relacionado con problemas cardiovasculares, pero las investigaciones han demostrado que «el aceite de palma no tiene un riesgo incremental de enfermedades cardiovasculares» cuando se consume como parte de una dieta equilibrada.
El aceite de palma también está libre de colesterol, una sustancia cerosa que puede aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca. Incluso hay evidencia de que una dieta que contiene aceite de palma en realidad puede reducir los niveles de colesterol: en un ensayo clínico de 2015 publicado en la revista Food and Function, tanto el aceite de palma como el aceite de oliva redujeron el colesterol en un 15 por ciento.
El aceite de palma está libre de grasas trans
El aceite de palma también está libre de grasas trans, que se sabe que no son saludables. El aceite vegetal como la soja, la colza y el girasol es líquido a temperatura ambiente, por lo que para ser útil en muchos productos alimenticios debe pasar por un proceso industrial para convertirlo en semisólido. Ese proceso, conocido como hidrogenación, crea grasas trans que se sabe que están vinculadas a enfermedades cardiovasculares.
El aceite de palma es naturalmente semisólido a temperatura ambiente, lo que significa que no es necesario hidrogenarlo y, por lo tanto, no contiene grasas trans. Según el American Journal of Clinical Nutrition, reemplazar las grasas trans con aceite de palma puede reducir los marcadores de riesgo de enfermedades cardíacas y mejorar los lípidos en la sangre.
El aceite de palma ha desempeñado un papel importante en la mejora de las dietas a medida que los países de todo el mundo han adoptado medidas para prohibir o restringir las grasas trans en los alimentos. Muchos fabricantes han recurrido al aceite de palma como alternativa natural en alimentos que requieren grasas sólidas o semisólidas.
También hay evidencia de que el aceite de palma puede tener beneficios adicionales para la salud. Es rica en tocotrienoles, un tipo de vitamina E con propiedades antioxidantes. Algunas investigaciones sugieren que los tocotrienoles pueden retrasar la progresión de la demencia y reducir el riesgo de accidente cerebrovascular.
Los estudios también han demostrado que el aceite de palma puede ser útil para el tratamiento de personas con deficiencia de vitamina A, especialmente aquellas que sufren de fibrosis quística, que puede afectar la absorción de vitaminas solubles en grasa.
El aceite de palma está en tantos productos que es casi imposible de evitar. La buena noticia es que, como parte de una dieta equilibrada, no hay razón para hacerlo.