Pocas cosas me han apasionado tanto como la psicología de la seducción.
Seguramente fue culpa de mi pobre éxito sentimental durante mi juventud, pero siempre he tenido curiosidad por entender los mecanismos que provocan que una persona sienta atracción por otra, o no sienta nada en absoluto.
Después de mucha perseverancia y práctica, logré volverme relativamente bueno en esto. ¡Incluso ejercí como instructor en la empresa líder en España en habilidades de seducción!
Me pagaban por enseñar a vencer la timidez y conectar con las personas que nos atraen, e incorporé conceptos de la psicología social que no se habían usado hasta entonces.
Recuerdo esa etapa con mucho cariño. Disfrutaba viendo como personas muy tímidas volvían a sentirse dueñas de su vida sentimental, y conocí personas maravillosas con las que todavía tengo relación.
Pero con el paso del tiempo, me di cuenta de que, en realidad, cualquier estrategia para ligar podía resumirse con una palabra.
Ser honesto.
Lo había comprobado personalmente centenares de veces. Aún así, quise encontrar lo que decía la ciencia al respecto (mi inquietud científica me acompañará siempre), y me llevé una grata sorpresa:
La eficacia de la honestidad para seducir ya había sido demostrada.
Sin embargo, para ligar no basta con decir lo que piensas. A menudo existe una gran diferencia entre lo que quieres comunicar y lo que entiende la otra persona. Según la psicología de la seducción, debes usar la honestidad de forma que genere empatía y emociones positivas: si una persona te asocia a sensaciones agradables, te resultará más fácil seducirla.
Si quieres mejorar tus habilidades para seducir, ya sea con alguien que acabas de conocer o un compañero del trabajo, siéntate en un lugar cómodo porque en este artículo descubrirás:
- El origen de tu miedo al rechazo y cómo superarlo
- Cómo sacarte más partido
- Diez técnicas para ligar basadas en la honestidad
Vamos allá.
- El origen del miedo al rechazo
- Cómo superar el miedo al rechazo
- Aprende a sacarte partido
- Cómo ligar con una chica o un chico: 10 técnicas que funcionan
- Ofrece un motivo
- Condiciona tu interés
- Da una salida
- Comunica lo que te atrae
- Ábrete
- Encuentra similitudes
- Contagia emociones positivas
- Ríete de ti o de la situación
- Toca sutilmente
- Propón un plan concreto
- Conclusión
El origen del miedo al rechazo
Durante gran parte de mi vida, esto es lo que me sucedía cada vez que salía y veía alguien que me gustaba:
- En la mayoría de las ocasiones, tenía tanto miedo a que me rechazara que ni siquiera intentaba hablar con ella. Y así regresaba a casa noche tras noche.
- Si me atrevía a presentarme, al cabo de 5 minutos ya no sabía que decir. Entonces ella se excusaba y decía que tenía que marchar.
- Cuando por alguna casualidad lográbamos entablar una buena conversación, casi siempre me iba sin pedir el teléfono.
- Cuando se lo pedía, en la mitad de las ocasiones no me lo daban. Y en la otra mitad no me respondían las llamadas.
Seguro que te suena alguna de estas situaciones, ¿verdad? Especialmente la primera, porque si eres como el 95% de la gente, seguramente ni siquiera te atreves a dar el primer paso y acercarte a la persona que te atrae.
Prefieres no arriesgar tu autoestima y quedarte con la duda de lo que hubiera pasado, a correr el riesgo de llevarte un rechazo.
¿Sabes por qué te ocurre eso?
Porque sería la confirmación de que no eres tan atractivo ni interesante como tu ego te quiere hacer pensar. A tu ego no le mola nada que le pongan a prueba.
Al principio yo también me quedaba paralizado, dejando escapar una oportunidad tras otra, hasta que por fin comprendí dónde estaba mi error.
El problema es que me estaba tomando el rechazo de forma personal.
Cada vez que me rechazaban, lo interpretaba como que me estaban repudiando a mí como persona. Que yo era el único responsable de no haberle gustado.
Pero eso no es verdad.
La gente tiene miles de motivos para rechazarte que no tienen nada que ver contigo. Te voy a poner un ejemplo.
¿Alguna vez has rechazado un comercial que te haya llamado para venderte una tarjeta de crédito sin darle la oportunidad de hablar?
Seguramente sí. ¿Significa eso que estás rechazando al comercial como persona?
No, lo rechazas porque en ese momento lo que te ofrece no te interesa. Si te llamase justo cuando te has dado de baja de tu banco, otro gallo cantaría.
Pues eso mismo ocurre en la seducción.
En la inmensa mayoría de los casos, la gente te rechazará por motivos que no tienen nada que ver contigo. Quizás tengan una relación maravillosa con su pareja, estén empezando a salir con otra persona, hayan tenido un mal día o les recuerdes a su ex (con quien no terminaron demasiado bien).
Hay miles de motivos para que te rechacen sin que ninguno tenga que ver contigo. Una vez entiendas que no te rechazan a ti por lo que eres, tu ego ya no verá el rechazo como algo personal.
Recuerda: nadie puede rechazarte como persona si no conoce todo lo que puedes ofrecer.
Cómo superar el miedo al rechazo
Pero aun así el miedo te paraliza. Porque tu mente odia lo desconocido, y solo quiere que te quedes en la (deprimente) seguridad de tu zona de confort.
Por eso, en el momento en que te decidas a dar el primer paso, tu mente te lanzará una oleada de excusas para paralizarte. Excusas como:
«Seguro que ya tiene pareja”
«No me ha mirado, así que no debo interesarle”
«Hoy estoy cansado y no es mi mejor día”
«Se va a reír de mí”
«Me quedaré sin saber qué decir”
¿Cómo puedes vencer estos pensamientos?
La respuesta es que no puedes. Y la mejor respuesta es que no debes ni intentarlo.
Hagas lo que hagas, tu mente inconsciente te los va a lanzar. No podrás evitar sentirlos por mucho que lo intentes.
Y este es el mayor error que cometemos: nos quedamos esperando a que nuestro miedo desaparezca. Intentamos sentirnos más seguros y confiados para actuar, a menudo con la ayuda del alcohol.
Pero ese miedo nunca va a desaparecer. Cada vez que salgas de tu zona de confort y te expongas a un rechazo social, sentirás miedo.
La única solución, por lo tanto, es hacerlo con miedo.
El camino que nos han vendido es que debemos sentirnos confiados para poder tener éxito al hacer cualquier cosa, pero eso es falso.
No puedes sentirte confiado antes de hacer algo que te intimida. Solo te sentirás confiado una vez lo hayas hecho.
¿Recuerdas cuando aprendiste a montar en bicicleta? No te quedaste esperando a sentirte confiado antes de subirte por primera vez. Te subiste con miedo y, a medida que ibas pedaleando, empezaste a sentirte más confiado.
Cuando quieras dar el primer paso para ligar, no esperes a sentirte más seguro de ti mismo o te quedarás esperando para siempre. Asume que tu miedo es normal, y que va a estar allí hagas lo que hagas.
Solo así te atreverás a actuar.
Aprende a sacarte partido
Muchas personas prefieren el camino rápido. Entonces es cuando buscan en internet frases para ligar o tipos de miradas que les ayuden a llamar la atención de la persona que quieren seducir.
Sí, es posible que funcione. Incluso puede que empiecen a salir. Pero si no tienen nada más que ofrecer, esa relación durará poco. Lo he visto decenas de veces.
Piensa en una relación como una transacción comercial. Si resulta que al final no vendes nada, la otra persona tampoco querrá comprar.
Aunque te parezca frío, siempre que conocemos a alguien nos preguntamos inconscientemente qué nos puede ofrecer esa persona.
Puede ser simplemente un rato de sexo. O quizás diversión, conocimientos, estabilidad o la promesa de futuro lleno de aventuras exóticas.
En cualquier caso, debes tener claro qué puedes ofrecer a esa persona. ¿Qué es lo que te hace especial? Comunicarlo de forma indirecta en tu conversación te ayudará mucho.
Así que lo primero que debes preguntarte es ¿qué hay en ti que pueda atraer a alguien?
Si ahora no puedes responder, no te preocupes. No es fácil conocer nuestros puntos fuertes. Pero es importante que hagas el ejercicio de reflexionar sobre ello.
Te voy a dar una pista: generalmente nos atraen las personas con pasión por algo.
La gente nos atrae por sus pasiones y conocimientos. Lo que nos hace únicos genera atracción, mientras que lo rutinario y mundano aburre. Así que no tengas reparo en hablar de tus pasiones e interesarte por las suyas.
Cómo ligar con una chica o un chico: 10 técnicas que funcionan
La honestidad escasea hoy en día.
Estamos acostumbrados a ligar con frases prefabricadas, a no exponer nuestros sentimientos y a ocultar lo que verdaderamente pensamos.
Por eso la honestidad es tan eficaz: porque nadie se la espera, y eso te desmarcará de todo el resto de pretendientes.
¡Ojo! No estoy diciendo que sea infalible. Te rechazarán, sí, pero ahora ya sabes que, en la mayoría de ocasiones, tú no serás el único responsable.
Asume que solo ligarás si te rechazan. No hay otra forma. La clave está en aumentar tus probabilidades de seducir a esa persona, y eso es precisamente lo que conseguirás siendo honesto.
Pero, ¿cómo usar la honestidad?
Ofrece un motivo
Hace mucho tiempo, cuando por fin me atrevía a empezar a hablar con una chica, simplemente decía algo como «Hola, ¿cómo te llamas?”.
Como habrás imaginado, mi porcentaje de éxito era más bien bajo.
El motivo es que nuestra mente, cuando no tiene claros los motivos de algo, se los suele inventar.
Como no estaba diciendo por qué quería conocerla, las chicas podían imaginarse cualquier cosa, como por ejemplo que eso mismo se lo iba preguntando a todas.
Si te comunicas con honestidad, les proporcionarás un motivo. Y ya no tendrán que imaginárselo. Aunque eso signifique hacer evidente tu interés.
Hola, no he podido evitar darme cuenta de que tienes una mirada muy dulce (motivo), y me han entrado muchas ganas de conocerte. ¿Cómo te llamas?
De esta forma no dejas ningún margen a su imaginación y le ayudas a empatizar con tus motivos. Y es que todo el mundo cree que es alguien digno de querer conocer.
Si te parece muy directo, siempre puedes destacar cualquier otra cosa que no esté relacionada directamente con ella. Esto es especialmente útil cuando las chicas quieren ligar con un chico:
Hola, me encanta cómo te queda esa camiseta (motivo). Por cierto, me llamo Clara.
En un estudio realizado en la Universidad de Harvard, aquellos estudiantes que añadieron un motivo a su petición (en este caso saltarse la cola de gente esperando) incrementaron un 55% su porcentaje de éxito.
Condiciona tu interés
Quizás ahora estés pensando que mostrar tu interés por esa persona será regalar tu valor, y que eso te pondrá en una posición de inferioridad.
Depende. ¿Recuerdas que la seducción es como un intercambio comercial?
Imagínate que pasas por delante de un concesionario de coches y ves uno que te llama la atención. Te gusta.
¿Acaso entrarías en el concesionario y le pondrías 15.000 euros en la mano del vendedor mientras le dices «véndame ese coche ya”?
No. Aunque te gusta, antes de comprarlo te informas sobre el motor, abres el maletero, examinas las ruedas e incluso te sientas dentro. Quieres estar seguro antes de decidirte.
Para seducir tienes que hacer algo parecido. Aunque lo que veas te interese, no debes parecer dispuesto a comprar a cualquier precio. Primero tienes que asegurarte de que es bueno. De lo contrario te mostrarás como alguien necesitado, capaz de pagar por cualquier cosa.
Para evitarlo, debes incluir otro elemento además de tu motivo. Se trata de un objetivo, que en este caso es ver si esa persona corresponde con lo que estás buscando.
«Hola, no he podido evitar darme cuenta de que tienes una mirada muy dulce (motivo), y me han entrado muchas ganas de conocerte para ver si además eres divertida (para qué). ¿Cómo te llamas?”
Así dejas claro porqué estás ahí y además te pone en una posición examinadora: primero quieres ver si también es divertida.
«Hola, me encanta cómo te queda esa camiseta (motivo)? Parece que tienes buen gusto, ¿la has elegido tú (objetivo)? Por cierto, me llamo Clara.”
En un estudio sociológico se comprobó que parecer inaccesibles no tiene ningún efecto sobre nuestro atractivo. Sin embargo, lo que realmente funciona es que alguien piense que somos exigentes, pero que tenemos interés por ella.
Cuando añades el objetivo de tu interés, estarás consiguiendo precisamente eso: que te vean como alguien interesado, pero exigente.
Da una salida
Parecer un bien escaso es una de las principales estrategias para aumentar nuestro valor percibido frente un desconocido:
«Hola, tengo que irme en cinco minutos (salida) pero no he podido evitar darme cuenta de que tienes una mirada muy dulce, y me han entrado muchas ganas de conocerte para ver si además eres divertida. ¿Cómo te llamas?”
Además, también conseguirás que la otra persona se relaje y esté más predispuesta a escucharte.
La razón es que, cuando conocemos a alguien, no sabemos qué tipo de conversación nos va a dar. La posibilidad de que sea muy pesado o nos haga perder el tiempo nos pone a la defensiva, y a nadie le apetece tener que deshacerse bruscamente de un pesado.
Sin embargo, si tú mismo le das una salida en forma de limitación temporal, comprenderá que no corre el riesgo de quedarse «secuestrada” contigo durante dos horas. Eso le tranquilizará.
Y no te preocupes, porque si pasan cinco minutos y vuestra conversación es interesante, nadie se acordará de que tenías prisa 😉
Comunica lo que te atrae
Uno de los principios de la psicología social es que nos atraen aquellas personas a las que sabemos que gustamos o podemos llegar a gustar.
A esto se le llama reciprocidad, y seguro que la has experimentado muchas veces. Cuando sabes que le gustas a alguien, le ves con mejores ojos. Si por el contrario le generas la indiferencia más absoluta, con el tiempo perderás el interés.
A medida que la conversación avance y conozcas más a esa persona, puedes usar este principio a tu favor diciéndole lo que te está gustando de ella.
Ve con cuidado con parecer poco selectivo y usar términos genéricos como «eres muy simpátic@”. Debes seguir mostrándote exigente y subcomunicar que tu interés no es incondicional
¿Cómo se consigue eso? Pues con honestidad, ¡cómo no!
¿Qué es exactamente lo que te está gustando de esa persona? ¿Tiene una mirada acogedora? ¡Dilo! ¿Te parece alguien con las ideas claras y eso te atrae? ¡Dilo también!
En otra investigación se observó que, incluso cuando se percibe como poco sincero, ¡es mejor halagar a alguien que no hacerlo en absoluto!
En este hilo de Reddit un bloguero hizo un experimento en el que durante un mes empezó 90 conversaciones con desconocidos mediante un cumplido. Y las respuestas que recibió fueron increíblemente positivas.
Ábrete
Uno de los mayores frenos a la hora de ligar es quedarte sin saber qué decir, ¿verdad?
Para solucionarlo y generar mayor conexión al mismo tiempo, debes perder el miedo a abrirte.
Revelar información personal te ayudará que la otra persona te conozca más. Y cuanto más nos conoce alguien, más le atraemos (sí, está demostrado científicamente).
Ábrete. No demasiado ni muy pronto, pero acostúmbrate a compartir detalles personales. Las conversaciones superficiales son aburridas y además no sirven para que os conozcáis más.
Además, al abrirte provocarás que la otra persona sienta la necesidad de reciprocar y revelar información suya.
Para mantener viva una conversación y conoceros en profundidad, acostúmbrate a explicar tus motivos y preguntar por los suyos. Es tan fácil como usar la palabra por qué.
La mayoría de las conversaciones son algo así:
«¿A qué te dedicas?”
«Soy ingeniera.”
«Qué interesante. Yo soy abogado.”
Fin de la conversación.
Ahora fíjate en esta otra:
«¿A qué te dedicas?”
«Soy ingeniera”
«Qué interesante. Yo soy abogado, porque de pequeño admiraba a Perry Mason por su capacidad para descubrir la verdad. ¿Tú por qué eres ingeniera?”
Quizás entonces te explique que siempre tuvo la vocación de diseñar motores, o que todas las mujeres de su familia son ingenieras, o que en realidad quería ser médico y no le alcanzó la nota. ¡La cantidad de información y temas que pueden aparecer solo preguntando por qué!
A la mitad de las parejas les dio un sobre con las típicas preguntas que se emplean en las relaciones sociales, mientras que a la otra mitad les entregó preguntas que iban aumentando de intensidad hasta llegar a cuestiones tan íntimas como «¿Cuál fue la última vez que lloraste?”
¿El resultado? Un par de participantes crearon una conexión tan fuerte que terminaron casándose pocos meses después.
Encuentra similitudes
Además de conoceros, se ha demostrado en un metaanálisis que creer que ambos sois similares también genera atracción.
Siempre recordaré una ocasión en la que estaba con unos amigos y conocimos un grupo de chicas. Una de ellas me gustaba mucho, pero pese a todos mis esfuerzos no había forma de que mostrara el más mínimo interés por mí.
Cuando ya estaba a punto de tirar la toalla, descubrimos por casualidad que habíamos nacido el mismo día del mismo mes ¡en el mismo año! A partir de ese momento su actitud cambió por completo y no se separó de mí en toda la noche 😉
Intenta profundizar en vuestras similitudes cuando estñes conociendo a alguien. Y lo mejor de todo es que no tienen por qué ser vínculos especialmente importantes: pueden ser tan simples como que veranearais en el mismo pueblo o que os guste la misma música.
- Un grupo de estudiantes recibió el informe de alguien que opinaba lo mismo en temas relevantes como política o religión, pero con gustos opuestos en lo personal, como música o películas.
- Otro grupo recibió información sobre alguien que coincidía con sus gustos personales, pero difería totalmente en los temas trascendentales.
Lo lógico sería pensar que los estudiantes del primer grupo, los que no coincidían en gustos personales pero compartían creencias importantes, sentirían más afinidad que aquellos que compartían preferencias pero tenían ideas totalmente opuestas en los asuntos trascendentales, ¿verdad?
Pues la valoración fue exactamente la misma. No importa tanto en qué aspectos te parezcas a la otra persona, sino en cúantos aspectos eres similar.
Contagia emociones positivas
¿Sabes qué es el contagio emocional?
Es un mecanismo de transmisión de emociones que nos ha permitido sobrevivir hasta hoy en día. Por eso ríes cuando ves a alguien en un ataque de risa, o te entristeces cuando el protagonista de la película llora desconsoladamente.
Pero las emociones también se contagian cuando, simplemente, alguien nos habla de ellas.
Aunque te parezca trivial, esto es lo más parecido a un súperpoder que tendrás jamás: significa que eres capaz de modificar el estado emocional de los demás.
Si cuando hablas con alguien sonríes y le transmites buen rollo con tus palabras, lograrás que se sienta más alegre y asocie esas emociones a ti. Si eso ocurre, ten por seguro que querrá pasar más tiempo contigo.
Para contagiar emociones positivas, acostúmbrate a utilizar verbos emocionales positivos como «me ilusiona”, «me emociona” o «disfruto mucho cuando…”.
El resultado fue que, aquellas personas que habían visto emociones positivas, producían a su vez más contenidos optimistas, y viceversa. Esta es la demostración de que hablar de tus sentimientos puede afectar el estado emocional de los demás y provocar que se sientan mejor en tu presencia.
Ríete de ti o de la situación
El humor es otro generador de estados emocionales positivos. Sin embargo, cuando ligamos solemos estar tan pendientes de impresionar que nos olvidamos de él.
Pero nadie espera encontrarse con alguien totalmente distendido y honesto, capaz de reírse de sí mismo o de la situación. Si lo haces, ten por seguro que marcarás la diferencia.
Reírse de uno mismo es tan eficaz por dos motivos:
- En primer lugar, envía el mensaje de que estás lo suficientemente relajado como para bromear sobre ti. Eso comunica que no tienes nada que esconder, uno de los pilares de la seducción.
- Además, es un estilo de humor prácticamente infalible. Mientras que un chiste o un comentario jocoso sobre la otra persona puede sentar mal, ser el objetivo de tu propia broma evitará cualquier malentendido.
También es buena idea reírte de la situación que estéis experimentando en ese momento. Te mostrará como alguien desacomplejado y capaz de sacar partido de las circunstancias.
Imagínate que te quedas en blanco. En lugar de sufrir por no saber qué decir, te resultaría mucho más eficaz bromear sobre la situación:
«¿Te das cuenta de que me he quedado en blanco? ¡En realidad lo hago a propósito para ver si estás atenta!”
Toca sutilmente
El contacto físico es una de las formas más primitivas de comunicación. Los animales no sociabilizan, persuaden, seducen o aparean con palabras, sino tocándose.
Si no tocas a la persona que quieres seducir lo más probable es que la atracción no termine de consolidarse. Entonces es cuando te preguntarás porqué nunca existió una segunda cita, o cuál es el motivo que te impidió entrar en un terreno más íntimo.
Cuando estés ligando con alguien, intenta iniciar el contacto lo antes posible. Aunque sea un toque accidental en el brazo, ya habrás logrado que el contacto entre los dos se perciba como algo natural.
Porque cuanto más tiempo dejes pasar, más raro y forzado te parecerá luego.
¡Pero no te excedas! Existe una línea muy fina entre lo que es aceptable y lo que es molesto que depende mucho de cada persona.
Con dos o tres toques casuales en la parte superior del brazo será suficiente. Piensa que cuanto más arriba y más tiempo lo mantengas, más íntimo resultará (pero también más arriesgado).
En la mitad de las ocasiones no estableció contacto, mientras que en la otra mitad tocó sutilmente el brazo de la mujer. ¿El resultado? Su porcentaje de éxito aumentó un 92%.
También se ha comprobado que el interés de un hombre hacia la mujer aumenta si ella le toca ligeramente. El problema es que a veces los hombres malinterpretan un toque accidental como una muestra evidente de interés sexual. ¡Así que cuidado!
Propón un plan concreto
Tras un rato de conversación, llegará el momento de la verdad: conseguir su contacto para veros una segunda vez en un lugar más tranquilo.
Aunque todo haya ido estupendamente, siempre pueden torcerse las cosas. Cuando la otra persona reflexione, quizás atribuya vuestra conexión al ambiente (algo habitual si os conocéis en una fiesta o una discoteca) y sienta vergüenza teniendo una cita «formal”.
Lo más habitual es que esto ocurra si, simplemente, le pides su número de teléfono.
Como no estás dando ninguna razón, el mensaje implícito es que vuestro próximo contacto será para mantener una cita y formalizar vuestro interés. Y eso puede generar tensión.
Es mucho mejor, como has visto en el primer punto de esta lista, dar un motivo.
Puede ser algo tan sencillo como mostrarle un lugar donde preparan los mejores mojitos de la ciudad, o seguir la conversación en un lugar más tranquilo.
«¿Qué te parece si nos damos el teléfono y continuamos esta conversación tomando uno de los mejores mojitos de la ciudad? Conozco un sitio que te va a encantar.”
De esta forma quitas presión. Aunque lógicamente se trata de una cita, tu propuesta tiene un objetivo concreto, y eso te hará mucho más convincente.
Conclusión
Repasemos lo que has aprendido en este artículo.
En primer lugar, has comprendido que el miedo al rechazo es algo totalmente natural, y que las claves para atreverte a dar el primer paso son aprender a actuar con miedo y asumir que la mayoría de las veces el rechazo no tendrá nada que ver contigo.
También has aprendido que, para seducir, debes ser capaz de comunicar qué hay de especial en ti. Para eso no hay nada mejor que tener claras tus pasiones y objetivos.
Finalmente, has visto un listado de diez técnicas con un denominador común: la honestidad. Honestidad porque no debes ocultar tu interés, pero sí convertirlo en condicional; porque debes abrirte y comunicar lo que te atrae de la otra persona; y porque tienes que ser capaz de reírte de ti mismo y contagiar emociones positivas.
Con todo esto, te aseguro que generarás un impacto muy positivo en las personas que quieras seducir. Te desmarcarás mostrándote como alguien auténtico y distinto, y eso resulta extremadamente atractivo.