Bradicardia, un problema que por sí solo no es peligroso pero que necesita analizar sus causas

MADRID, 8 Oct. (EUROPA PRESS) –

La bradicardia, es decir la frecuencia cardiaca anormalmente baja, por debajo de 60 latidos por minuto, es un problema que, si bien por sí solo no es peligroso, necesita conocerse sus causas porque en muchos casos es reflejo de alguna alteración en el sistema eléctrico del corazón y, en casos concretos, puede requerir la implantación de un marcapasos.

«La bradicardia en sí no es una patología, si bien puede ser reflejo de ciertos problemas que conviene descartar. En algunos casos puede ser constitucional, es decir, la persona tiene una frecuencia de latidos algo menor de lo habitual de forma heredada. Otras causas pueden ser el ejercicio, los fármacos, algunas enfermedades sistémicas o generalizadas o la presencia de algún problema eléctrico cardíaco, como bloqueos, disfunción sinusal, pausas», ha comentado la especialista en Cardiología del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, Ana Alegría.

La bradicardia «natural» no suele dar síntomas, sin embargo, la experta ha avisado de que las bradicardias debidas a ciertas alteraciones suelen producir sensación de mareo e incluso, en ocasiones, síncope o pérdida de conocimiento.

«En estos casos es necesario realizar un estudio cardiológico completo mediante pruebas de imagen, consulta clínica y otras herramientas diagnósticas con el objetivo de estudiarla más a fondo y descartar patologías», ha recalcado Alegría.

Pruebas como el electrocardiograma, el ‘Holter’ de ECG (o monitorización durante 24 horas del ECG), el ‘Holter’ implantable subcutáneo o incluso estudios electrofisiológicos y la implantación de un marcapasos pueden ser algunos de los procedimientos necesarios.

BRADICARDIA EN DEPORTISTAS

Por otra parte, la doctora ha recordado que el ejercicio es un bradicardizante natural, ya que el corazón entrenado tiene una frecuencia cardiaca menor que, incluso, puede llegar a ser importante en algunos deportistas.

Es frecuente que, en reposo, las pulsaciones de los deportistas profesionales se sitúen por debajo de 60 latidos por minuto, sin embargo, esta situación varía cuando se inicia la actividad deportiva.

«La bradicardia secundaria al deporte no es patológica, es una respuesta adaptativa del corazón sano al ejercicio; no produce síntomas y no requiere tratamiento en general», ha zanjado Alegría.

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